jueves, 7 de mayo de 2009

Viaje a Dubrovnik

A veces hay momentos en tu vida en los que decides hacer cosas diferentes. Quizá viajar no sea una de ellas, más cuando estás acostumbrado a hacerlo casi todas las semanas. Lo diferente es cómo realizas cada viaje.

Dubrovnik. Comienza la planificación del viaje para ver al marido de una compañera del taller de literatura. Cuando ya están comprados los billetes, la pareja se divorcia. Ella ya no vendrá al viaje, y a él no le veremos. ¿Qué hacemos? Seguimos!! (Todos hacia adelante!!).

Búsqueda de casa, coche, parking, itinerarios, mapas, planos, teléfonos (buff, qué agobio), maletas ultrapequeñas, neceseres transparentes, billetes del avión on-line,... y por fín, los días previos... todo listo... o casi todo. Al presidente de donde trabajo se le antoja inaugurar el edificio el mismo día que yo me voy de viaje (ioputa... no tienes otra fecha??). 3 días antes de la dichosa inauguración, finalmente queda cancelada! Camino libre!

Llegamos al aeropuerto. Controles... cervecita... sandwich de la British... y nos plantamos en Londres!!! (Qué grande... pero no puedo verlo.... estoy enclaustrado en el aeropuerto). Nuevo control y a la inglesa que controla los líquidos le da por probar mi crema de manos (estas inglesas impulsivas...). En 3 horas estamos sobrevolando Dubrovnik, y la costa croata... Sensacional... Tras las locuras del avión, el aeropuerto queda atrás, y comienza la semana. Han sido 7 días de locura total y absoluta, en la Magic House, viendo el adriático todas las mañanas, y viajando por la antigua Yugoslavia. La mejor compañía, mi gente del taller, a cada cual más loco. Parece que ha sido un concurso de a ver quién dice la chorrada más gorda! En resumen, un descanso mental muy muy grande.

La vuelta, cargados de productos comerciales. De Dubrovnik a Londres, una gorda inglesa que nos manda callar ante las explicaciones del azafato, que nos riñe por beber wishky en el avión, y finalmente nos intenta taponar con su culo para que no salgamos. La hija de puta no lo consigue y queda atrás, relegada... en el olvido. En Londres paran a Paloma. Le registran toda la maleta, y le roban la miel. Ingleses = hijos de puta. Viaje a Madrid. Sandwich de la British (mira que son pesados con los sandwich). Tras la supercena, dos españolas que querían dejar de ser españolas para convertirse en una imitación a Victoria Beckan (o como se escriba), nos empiezan a llamar paletos y que se avergüenzan de ser españolas! Llegado este punto lo flipamos todos en estéreo, así que las enviamos al producto de desecho que se extrae por el extremo trasero de nuestro cuerpo, y continuamos finalizando nuestro viaje, cansados, rotos!!!

Y por fin, tras varios controles de policía por la carretera (ha pasado algo que tenga que saber??), una paradita en Olmedo para una cervecita, llegamos a nuestro destino, a casa, con la pesadumbre de que mañana ya no veremos el mar.

Hoy jueves nos reencontraremos, en un homenaje literario a Valeriano. Un poco de cachondeo, y a las 21:30 Capoeira. Volvemos a la rutina.

La paradoja: Los viajes son inmersiones a mundos fantásticos, de los que tarde o temprano acabamos volviendo, siempre y cuando uno decida volver. El destino siempre te ofrece la posibilidad de cambiar el rumbo de tu vida.