sábado, 22 de diciembre de 2012

El largo adiós

De Chamartín a Diego de León sigo tu perfume, tu rastro oculto en los vagones del metro de Madrid. Navegando entre transbordos, las puertas del tren se cierran para llevarme hasta la última estación. Allí estás tú, principito. Te encuentro distraído, en el otro andén de mi destino. Tú esperas tu tren y yo abandono el mío. Al llegar, el viento del convoy azuza tus cabellos, desdibujándose tu figura entre la multitud de la hora punta. Y dando el largo adiós a la línea seis y a la cinco, me abandonas a mí, la estación y a tu destino.

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