viernes, 10 de diciembre de 2010

¿Y las hostias?

Mirándose en el espejo sintió pudor ajeno. ¿Cómo podría ser alguien en esta tierra tan sumamente imperfecta?

Tomó los hábitos y se ocultó tras ellos. Tras la celosía transcurrió el día, pero nadie fue a visitarlas. No vino ni Dios!

El cura no daría misa. La madre superiora estaría ocupada descubriendo sus órganos genitales con el crucifijo del rosario.

Sus hermanas pasarían inadvertidamente por la capilla, levitando, tras haberse fumado un cigarrillo liado de las hierbas aromáticas que la hermana María cultivaba en la parte de atras del jardín.

Su sed implacable le obligó a salir de su escondrijo celosítico y rauda como una arpía se plantó en la sacristía. Frente a la estatura de un cristo en el que había dejado de creer, y la de una virgen que había dejado de ser virgen en su portal, abrió el sagrario y allí hayó el verdadero amor de su vida.

Alzó sus manos y con sumo cuidado sacó la botella de Ribera del Duero "Gran Reserva" de 1977. Sin dilación arrancó el corcho con los dientes y sacó el cáliz del sagrario sirviéndose una copita. Luego vino la segunda, y la tercera.... y en el albor de la embriaguez se abrió la puerta.

Sonaron tres latigazos, y la monja creyó alcanzar el éxtasis. El padre Lucas apareció enfundado en un corsé de cuero, y agitando de nuevo el látigo preguntó:

- ¿Y las hostias?
- ¡Estoy esperando que me las des tú!

Y agitando el crucifijo de su rosario arrancó sus hábitos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Só pensei que eu iria comentar e dizer um grande tema, não é o código por si mesmo? Realmente parece excelente!

Anónimo dijo...

Só pensei que eu iria comentar e dizer um grande tema, não é o código por si mesmo? Realmente parece excelente!

Anónimo dijo...

información impresionante, muchas gracias al escritor artículo. Es comprensible para mí ahora, la eficacia y la importancia es alucinante. Gracias de nuevo y buena suerte!